ANARQUISMO: redefiniendo las categorias estatales

Partiendo del concepto que propone Ippolita de anarco-capitalismo, y dado que mi grupo es sobre lo público y lo privado, se me ocurrió volver un poco a las raíces de esta separación. Muchas veces, con categorías que están tan afianzadas y naturalizadas en nuestra vida cotidiana no nos ponemos a pensar en formas alternativas de encarar esas situaciones o problemas. Considero que la división entre público y privado, así como la defensa del derecho de privacidad, es uno de esos campos que se toman así, ante los cuales no paramos a repensarlos. Un espacio privado, donde uno pueda hacer sin ser juzgado, donde uno es como es, es un derecho que  no ponemos en duda. Pero, me parece interesante recordar que la división entre público y privado, el mero hecho de que esto fuera posible de pensar, surge recién con la formación del estado. Tengo en cuenta que lo sucedido con anterioridad ya nos queda muy atrás en el tiempo, pero creo que saber esto, y tenerlo presente, nos permitiría repensar la problemática que los medios masivos de fácil acceso y uso plantean a la división entre un ámbito público y uno privado.

A partir de medios donde el consumidor es productor, y hay un fácil acceso a los contenidos de todos, y con un sólo click puedo poner al alcance de millones de personas los contenidos que yo produje, lo público toma un nuevo cariz: se vuelve masivo. El nivel de alcance y difusión que puede llegar a tener, de esta manera, el video o comentario hecho por cualquiera de nosotros, supera lo que, yo creo, son los límites de lo público en un sentido más tradicional. La escuela, el colectivo, la plaza, son lugares públicos donde yo estoy en ese mismo lugar y momento compartiendo un espacio con alguien a quien veo, me ve, y hay conciencia de esta «experiencia en común». No pasa lo mismo con Internet, donde no hay límites de espacio ni de tiempo, y yo puedo compartir con alguien que vive en Japón y produjo un texto años antes.

Volviendo al texto de Ippolita, donde se plantea un capitalismo anarquista, o sin organización, lo primero que me viene a la mente es la disolución del estado. Ahora, a raíz de que la esfera privada aparece como tal gracias a la aparición del estado, ¿no cabría preguntarnos si la existencia de este regímen que se propone en el libro  no acarrearía la desaparición de las consecuencias del estado, como lo es «lo privado»? Me resulta interesante este concepto, aunque no comparto que esto sea así, en primer lugar, debido a lo que veo como una contradicción en términos. Si bien se puede pensar al capitalismo como esfera económica y el anarquismo como político, considero que un capitalismo sin estados es impensable. Pero, de todas maneras, creo que expresiones así nos pueden llevar a pensar sobre los cambios del modelo capitalista, y cómo es el sistema en el que estamos viviendo, más allá de las características propias de la teoría capitalista.

De la noción de «anarco-capitalismo», para pensar lo público de lo privado, me quedo con el concepto de anarquismo, porque es el que me llevó a pensar sobre el origen mismo de «lo privado». Creo que los medios como Internet, profundizan un borramiento del límite entre ambas esferas, pero, también considero que es importante ver a los medios en relación con la sociedad: si una práctica se ve en los medios, es porque hay una sociedad que la efectiviza, y no sólo porque es posible lograrla. La posibilidad que los medios nos dan no siempre encuentra una respuesta del lado de la sociedad, por lo tanto, creo que si vemos, más que nada a partir del uso de redes sociales, una disolución de los límites, es porque la sociedad misma tiene el germen de dicho proceso, y no sólo porque las rrss lo permiten. Si tomamos el anarquismo como algo dado, aunque sea sólo para pensarlo, ¿desparecería lo privado, o se reformularían los conceptos de manera que se logren adaptar a la nueva situación?

Creo que, debido a la posibilidad de permeabilidad que tienen las tecnologías hoy en día, más que nada dada por su portabilidad, lo privado ya no se define más como un espacio, porque esto se puede violar de una manera fácil. Cabría la posibilidad de pensar a lo privado como un lugar más bien «sagrado», cuyos límites deberían ser constantemente cuidados por los mismos integrantes. Esto llevaría a que lo privado, no se definiera más como un lugar, por ejemplo la casa, sino a partir de las prácticas que las propias personas generarían para cuidar ese ámbito, como por ejemplo, evitar subir material privado a la web. No sé como este problema se desarrollará, pero consideré interesante retomar la etimología, el origen, del concepto de privacidad, para ver como este puede llegar a modificarse, al ser transformadas las características que le dieron origen.

 

Público y privado