¿Cuánto puede cambiar la educación?
En relación a las observaciones que el profesor Levis hizo a las diversas críticas formuladas a la institución educativa moderna y teniendo en cuenta sus aportes junto a los de otros autores, que apuntan a incluir las nuevas tecnologías en el marco de un cambio educativo que tenga como objetivo el aprendizaje como trabajo comunitario y no competitivo (y por tal motivo individualista), les pregunto, ¿creen que es posible realizar tal cambio en la educación, dentro de una sociedad que promueve la competencia en todos los aspectos?
Ana Marisa Pereyra
Ana, quizá sería interesante pensar si es en «todos» los aspectos realmente. Se habló mucho las últimas semanas de las frases que usan las compañías de telefonía y acá me sale ahora la de Personal, «cada persona es un mundo». Creer que en todos los aspectos se nos promueve la competencia, ¿no es una manera de darnos por vencidos? ¿Y las demás culturas, tan distintas a esos modelos que nos tocan a nosotros hoy? ¿Y el mundo que podemos crear nosotros en nuestro día a día? Desafío pensarlo. Muy buen debate, para seguirlo!
Grupo 8 – Uso y Mercantilización del tiempo libre.
Creo que justamente nosotros, futuros profesores, y el sistema educativo en general, debemos tomar una postura realista, crítica, pero sobretodo optimista. Si bien, como ustedes ya mencionaron, este sistema capitalista tiene su lógica comercial de incrementar el dinero y demás, haciéndonos creer que cuánto más competitivos somos más dinero podemos generar, debemos pensar que podemos cambiar la educación en el sentido de mejorar los aspectos que venimos criticando en cada clase.
Lubenini1, mi pregunta, lejos de tener un carácter negativo insta a pensar que hay algo más allá de la esfera educativa. Como ya se ha hablado muchas veces en clase y lo señalan diversos autores, entre ellos el profesor Levis, la institución educativa no puede analizarse separada de la sociedad. Con mi cuestionamiento, yaelcastro, no pretendo descalificar los cambios que se proponen sino pensar cuáles serán los efectos de los mismo en la educación, que prepara sujetos sociales que luego deben, por ejemplo, buscar trabajo y enfrentarse a un mercado sumamente competitivo. Ése es sólo un ejemplo. En definitiva lo que pretendo es pensar la esfera educativa más allá de la misma.
Igual me parece interesante lo que proponés. La competencia existe, es cierto. Hasta en los exámenes, en la elección de los abanderados o de los que siempre participen en los actos o en olimpíadas. Hay que analizar a la educación como parte de la sociedad, sociedad en la que habitamos, claro! Y ahí vuelvo a tu pregunta… hay que tomar en cuenta si «es posible realizar tal cambio en la educación, dentro de una sociedad que promueve la competencia en todos los aspectos». Me fui del eje del debate?
Pienso que nosotros como educadores o futuros educadores debemos tener en cuenta todas esas variables que incluyan no solo una forma liberadora, comunitaria y colaborativa de alfabetización que me parece imprescindible sino que también a la vez se formen proyectos integrales de educación que preparen a los alumnos para la sociedad capitalista en la cual nos encontramos inmersos. De lo contrario, a mi entender, se corre el riesgo de quedar aislado.
Lubenini1 cito, «Creer que en todos los aspectos se nos promueve la competencia, ¿no es una manera de darnos por vencidos? «. Eso me dio la pauta para creer que viste mis ideas como una especie de bajada de brazos y no, es justamente lo contrario, lo que hace quizás un poco utópico mi planteo de un gran cambio.También hiciste mención de otras culturas. No sé si te estarás refiriendo a las llamadas culturas emergentes, las «subculturas», etc. Yo hablo de sociedad con sus clases dominantes y por tanto su cultura dominante, sin tachar las otras, pero sin perder de vista la que tiene el poder.
Creo que si elegimos la docencia en algún punto entendemos que algo de todo esto que vivimos se puede cambiar desde ahí. A mí me pasa, por deformación teórica, que pienso constantemente en una crítica al sistema educativo, crítica a los medios, crítica al uso instrumental de las nuevas tecnologías y a veces, la práctica me lleva por delante. Lo interesante es pensar que muchos de nosotros fuimos ( y somos) formados por este mismo sistema, con esto quiero decir que también desde el sistema pueden salir críticos y no todos meros reproductores. No obstante, lo que menciono respecto a la escisión entre teoría y práctica creo que nos toca muy de cerca como estudiantes de sociales y como docentes o aspirantes, y al mismo tiempo como personas que debemos ser parte de este sistema, esto es vivirlo con todas las contradicciones que implica.
Como reflexión de mi propia práctica, pensar en la presencia de la netbook, por ejemplo, dentro del aula, hace estallar mi propio lugar como docente, en el sentido de no saber cómo incorporarla teniendo en cuenta todas las variables que venimos viendo en la materia: desde la motivación de los estudiantes hasta la crítica de los nuevos medios.
Es interesante pensarlo desde la práctica, desde sujetos concretos que tal vez prefieren navegar en Facebook en vez de hacer un documental sobre su barrio (y no sólo un adolescente ¿nosotros qué preferimos?), o tal vez no; pero hay que saberlo, entenderlo e incorporarlo en el proceso de enseñanza-aprendizaje, y no es sencillo.
Me fui un poco de tema. Para responder, creo que sí, el cambio siempre es posible, y las palabras de Freire, su tarea misma, me ha convencido en parte de eso.
Claro que somos producto de este sistema al que estamos viendo con ojo crítico. Marx vivía en una sociedad capitalista, por eso podía criticarla. Y no, no reproducimos linealmente un mensaje, pero, por otro lado tampoco puede creerse que la mayoría puede darse el lujo de pensar en estas cuestiones, de realizar un análisis profundo de lo que sea. Cuando sólo puede pensarse en resolver las necesidades urgentes, lejos se está de dedicar tiempo análisis de cualquier naturaleza más que de asuntos cotidianos referentes a la vida propia. y no hablo sólo las personas en condiciones de miseria.
Por eso mi pregunta apunta a pensar el cambio educativo en relación a un cambio social mayor. Por otro lado¿Cuánto de las propuestas de Freire aun se lleva a la práctica?
No voy a aportar demasiado al debate en materia teórica, pero quiero destacar un caso sumamente cercano (adviértase que es muy probable que exalte algunas cuestiones, producto de la cercanía).
Mi madre es directora en un jardín de educación pública del conurbano, y ya ha recibido más de un reconocimiento por presentar distintas propuestas de proyectos (se aceptan chistes edípicos).
Simplemente quiero mencionar brevemente esos proyectos, porque nada tienen que ver con tecnologías de las consideradas ‘nuevas’, ni con corporaciones que buscan por medio de estos proyectos ensanchar su circulación de mercancían, sino que se trata de propuestas que -según entiendo- realmente tuvieron como foco fomentar la labor (avtiva) colectiva por sobre la competencia individual (en ocasiones competencia pasiva, por mera repetición).
Fundamentalmente desarrollaron 3 propuestas (una de ellas en curso):
1) La primer experiencia se implementó con la ayuda de dos graduadas de la Carrera de Ciencias de la Educación de la UBA, que estaban colaborando en el jardín para desarrollar su tesis. Ellas presentaron un proyecto para comenzar un criadero de gusanos de la seda. Consiguieron los contactos necesarios de personal con los conocimientos necesarios, y se encargaron de observar y participar en el desarrollo de la experiencia, el cual sobre todo consistía en:
a) poner los huevos del gusano (los cuales eran provistos por la Universidad de Biología (UBA)
b) enseñar a los niños las tareas necesarias para el cuidado de los gusanos:mostrarles su forma de vida, su alimentación, explicarles el proceso por el que se desarrolla en mariposa, etc. Con esto también introducían asuntos éticos sobre la relación con los demás seres vivos, etc.
c) una vez conseguida la seda, esta era puesta a disposición de un grupo de padres que podían trabajarla para hacer los productos que suelen hacerse con estas prendas. Una vez comercializados los mismos, las ganancias fueron distribuidas entre la cooperativa del jardín y el grupo de padres participantes.
2) Se comprobó el poco acercamiento a la literatura que tenían los niños, producto de que sus familiares no les leían, ni recibían estímulos para tomar contacto con cuentos u otros tipo. En ese contexto, se formó un taller de lectura-escritura:
a) se leían cuentos a los niños y luego se invitaba a hablar sobre la historia: se seleccionaron todos cuentos que tenían que ver con la realidad social de los chicos (desde luego, cuidando que se dirigía a niños de entre 3 y 5 años)
b) con esas historias se hacían otras tareas como luego actuarlas, invitar a que imaginen distintos desarrollos de las mismas (por ejemplo: ¿qué hubiese pasado si en la historia tal personaje hacía otra cosa?)
c) los niños escribieron sus historias: ellos las relataban y las maestras grababan el relato, que luego desgrababan y junto con los niños iban cambiando
d) se imprimió esas casi 30 historias imaginadas por los chicos y se distribuyó ese material a todas las familias del jardín, invitando a que compartan las lecturas con los niños
(Este proyecto aún se mantiene)
3) Se formó un taller de artes. Ven obras consagradas (sobre todo pinturas) y se cuenta una breve historia sobre ellas. Luego los niños son invitados a expresar qué ven en la obra, qué imaginan que quien la pintó quería expresar, etc. Luego son ellos quienes pintan. Muchas veces hacen obras grupales.
Según las maestras que intervienen en el proyecto, esto ha sido sumamente beneficioso, ya que en un principio practicamente no emitían opinión sobre las obras, y luego comenzaron a tener miradas por demás complejas, como por ejemplo, al ver el Guernica de Picasso, interpretar el sufrimiento del bebé producto de su madre con sus pechos amputados. Asimismo, se encontró que las obras de los niños cada vez contaban con simbolismos más complejos y con imitación de técnicas de pintura cada vez más desarrolladas.
En definitiva, no creo que estas experiencias ya alcancen para quedar complacidos con las propuestas del sistema educativo, pero mi opinión es que si un modelo educativo de ese tipo, que realmente articulara los contenidos con desarrollos concretos de prácticas (además orientando estos en una dirección política que propusiera la aceptación de la diversidad, la construcción colectiva, el pensamiento crítico, etc.), se extendiera y adaptara acorde a los distintos niveles educativos, de seguro sería sumamente más enriquecedor.
Según mi entender, cambios políticos de ese tipo deben anteceder a cualquier introducción de las nuevas tecnologías.
no sé si vieron «la educacion prohibida», un documental donde se entrevistan a varias personas que tratan de impulsar un sistema alternativo de educacion. si bien a mi, en lo personal, la pelicula me gusto, me dejo cierto sabor amargo porque critica mucho al sistema actual, sin reconocerle ningun punto positivo. creo que, sin ir muy lejos, el sistema del cual todos formamos parte, aunque tenga muchas fisuras y cuestiones que son necesaria cambiar, tambien puede dar una respuesta a la cuestion de la educacion, no por nada sobrevivio tantos años. yo creo que sí es posible un cambio, el cual tambien demandaria un cambio de paradigma, y ahi se relaciona con la idea de que la escuela forma parte de la sociedad. si bien la competencia es algo real y bastante extendido, tambien tengo una vision optimista, y veo que hay varias practicas en desarrollo en estos ultimos años, como la cultura solidarias, de las cuales la escuela podria aprovechar. ademas, tampoco tenemos que olvidarnos, a mi modo de ver, que, si bien el debate es sobre el sistema educativo hegemonico, tambien existen otras formas de escuela que proponen modos de trabajo mas cooperativos, sobre los cuales, considero que instruirnos un poco, podria llevar a ayudarnos a pensar nuevos modos de concebir la institucion educativa.
Creo que es posible el cambio en la educación- Coincido con muchos que señalaron que no tenemos que pensar a la escuela como si fuera algo aislado del resto de la sociedad, porque creo que sino caemos en un falso optimismo.
Creo que muchos estamos entusiasmados con poder cambiar muchas cosas dentro del aula que vemos que no nos gustan, pero no podemos pensar en la escuela como ajena a otros ámbitos en los que rigen lógicas comerciales, de competencia, y que eso atraviesa a la escuela y a los estudiantes, y genera muchas veces, resistencias.